Visión Política
Bien la seccion 22
Por: Fernando Cruz López
Quiero comentar en esta ocasión algo muy importante que no puede pasar desapercibido. Para nadie es un secreto que la Sección 22 del SNTE suele ser un termómetro político de alta sensibilidad. Cuando ahí hay fracturas, el eco se siente en todo Oaxaca; cuando hay orden interno, hay gobernabilidad.
Ahora bien, iniciando diciembre ocurrió algo que vale la pena subrayar sin adornos ni lecturas mezquinas: el prepleno magisterial se desarrolló en calma, con participación amplia y con un cierre que dejó a la base fortalecida y con un mensaje político innegable. El magisterio salió más unido.
En un estado donde los procesos internos de la Sección 22 han sido históricamente escenario de tensiones, irrupciones y rupturas, este ejercicio mostró que la vida sindical también puede conducirse con madurez, debate franco y acuerdos duraderos. Lo que se vio no fue una organización sometida ni un gobierno intervencionista, sino, paradójicamente, justo lo contrario: una expresión de autonomía sindical que avanzó por su propio cauce.
Ahí encaja el papel del gobernador Salomón Jara y del director general del IEEPO, Emilio Montero. Ambos han reiterado —y en los hechos lo han cumplido— un respeto irrestricto a los procesos internos del magisterio. No hubo manos metidas, no hubo presiones, no hubo “sugerencias”. Hubo distancia institucional, esa que tantos años se reclamó y que hoy empieza a convertirse en práctica normal. Dejar que el sindicato resuelva lo que al sindicato corresponde. Nada más, pero nada menos.
La autonomía sindical, cuando se respeta, produce algo que la imposición jamás consigue: cohesión. Por eso el prepleno se convirtió en un espacio donde la Sección 22 pudo procesar sus diferencias, delinear su ruta y fortalecerse internamente sin ruido externo. Y en un estado donde la educación es tan compleja como diversa, la estabilidad del magisterio significa también estabilidad para las aulas, para las comunidades y para la relación gobierno-docentes.
Lo que ocurrió estos días no es menor. Oaxaca ha visto demasiados episodios donde el autoritarismo gubernamental o la confrontación magisterial incendiaron la agenda pública. Esta vez sucedió lo opuesto. Se impuso la ruta del respeto, la separación de poderes y el reconocimiento a la vida interna de una de las organizaciones sindicales más influyentes del país. Si esta dinámica se sostiene, pueden venir tiempos más serenos para la educación, y eso, al final, le conviene a todos: al gobierno, al magisterio y, sobre todo, a las niñas y niños de Oaxaca.
Los resultados del prepleno dejó un mensaje claro: cuando se respeta la autonomía, el diálogo es posible y la unidad se construye desde dentro. Esa lección vale más que cualquier discurso… Sígame en X como @Visionpolitica7