Visión Política
Diputados indiferentes.
Por: Fernando Cruz López
Mientras nuestros paisanos de Veracruz enfrentaban días de angustia por las torrenciales lluvias que dejaron comunidades enteras bajo el agua, carreteras colapsadas y familias sin techo, en el Congreso los diputados parecían vivir en otro país. Entre risas, brindis y música de la Sonora Santanera, los representantes populares bailaban al compás de la indiferencia, olvidando por completo que su verdadero papel es legislar, fiscalizar y atender las necesidades de la población que los eligió. La imagen fue más que una anécdota: fue el retrato de una clase política desconectada de la realidad.
Lo ocurrido no es menor. Mientras los veracruzanos pedían ayuda y Protección Civil trabajaba al límite, los legisladores preferían la comodidad del festejo a la incomodidad del compromiso. Resulta insultante ver cómo quienes juran servir al pueblo disfrutan de eventos pagados con recursos públicos sin el menor pudor, justo cuando los ciudadanos más necesitaban empatía, presencia y acción. Es la banalidad del poder en su máxima expresión: un Congreso en su mayoria morenista que baila mientras el estado se hunde.
Este episodio desnuda una enfermedad profunda en la política mexicana: la pérdida del sentido de servicio. A muchos diputados de morena les interesa más aparecer en redes, viajar, vivir del presupuesto y proteger a los suyos que debatir o construir leyes que realmente transformen la vida de la gente. Estos legisladores morenistas se visten de austeros, pero viven rodeados de privilegios; hablan de transparencia, pero callan ante la corrupción de su propio partido o bancada. El discurso moral se les cae en cada fiesta, en cada silencio cómplice.
Ver bailar a los diputados mientras el pueblo sufre es más que una postal de frivolidad: es una ofensa moral. Es el reflejo de un sistema político morenista donde la empatía se cambió por espectáculo, y la rendición de cuentas por simulación. Cuando los representantes se olvidan de representar, la democracia se vacía de contenido y se convierte en una farsa institucional sostenida por aplausos, bailes y discursos huecos.
El pueblo no necesita diputados fiesteros, sino servidores públicos que sientan el dolor ajeno y actúen con responsabilidad. Veracruz, como todo México, exige menos show y más resultados. Que los legisladores recuerden que no están para bailar, sino para trabajar; no para encubrir, sino para fiscalizar; no para servirse, sino para servir…Sígame en X como @Visionpolitica7