Visión Política
La banda toca y gobierno no escucha
Por. Fernando Cruz López
La mañana del pasado domingo, el corazón de Oaxaca volvió a sonar… pero no por fiesta, sino por reclamo. En el Zócalo, la Banda de Música del Estado —esa institución centenaria que ha acompañado generaciones enteras de historia oaxaqueña— decidió protestar no con consignas ni con marchas, sino con su instrumento más poderoso: la música. En cada nota, los músicos hicieron evidente lo que la burocracia no quiere oír: que la cultura en Oaxaca está siendo abandonada a su suerte.
El gesto fue tan simbólico como contundente. La Banda, dirigida por Alejandro Huantes, forma parte de las instituciones musicales dependientes de la Secretaría de las Culturas y Artes (Seculta). 56T5Pero mientras se presume en discursos que “Oaxaca es potencia cultural”, los propios guardianes de su tradición denuncian carencias, salarios insuficientes y la falta de apoyo institucional. En pocas palabras: una joya cultural centenaria al borde del silencio por negligencia oficial.
Los músicos no pidieron privilegios, pidieron respeto. Exigen una audiencia con el gobernador Salomón Jara Cruz y condiciones dignas para continuar con una labor que da identidad al pueblo. Sin embargo, hasta ahora, el eco de sus demandas se pierde en los pasillos de la Seculta, donde las prioridades parecen más políticas que culturales. Si el gobierno estatal no es capaz de proteger una institución de más de cien años, ¿qué esperanza pueden tener los nuevos talentos, las bandas comunitarias o los niños que sueñan con tocar en el Zócalo algún día?
La reacción ciudadana fue inmediata. En redes sociales, la gente se volcó en apoyo: “No alzaron la voz, alzaron las notas”, escribió un usuario. Otro resumió el sentir popular: “Bien por la banda”. Pero también hubo escepticismo, el reflejo de una sociedad cansada de ver cómo los gobiernos —de cualquier color— convierten la cultura en discurso de campaña y la abandonan en la práctica. Porque no hay transformación posible si la música que nos identifica se apaga por falta de recursos.
El llamado de la Banda de Música del Estado no es solo por su supervivencia: es un grito elegante y dolido por toda la cultura oaxaqueña que resiste entre el olvido y la burocracia. Que el gobernador escuche no es un favor, es su deber. Porque cuando la cultura toca y el gobierno no escucha, lo que se apaga no es una banda… es el alma de Oaxaca.