¿Fe o estrategia política?

¿Fe o estrategia política?

La ausencia el día de ayer en la Basílica de Guadalupe, del Rector de la misma, enciende alarmas sobre posible corrupción y manipulación social.

La inusual falta de Efraín Hernández Díaz en la misa del 12 de diciembre destapa supuestas investigaciones de la FGR y revive el temor de una narrativa de persecución religiosa similar a la de los años veinte.

En medio del fervor del 12 de diciembre, fecha cumbre para el catolicismo en México, un detalle rompió la solemnidad de la celebración en el Tepeyac: la notoria ausencia del Rector de la Basílica de Guadalupe, Efraín Hernández Díaz, para oficiar la misa solemne. Lo que podría parecer un incidente menor ha abierto la puerta a una controversia que mezcla presuntos delitos graves con el riesgo de una nueva polarización política en el país.

El misterio de la ausencia

Analistas y observadores coinciden en que la falta del Rector en el día de la Virgen de Guadalupe es un hecho sin precedentes, pues siempre corresponde a este oficiar tan importante misa: Sin embargo, investigaciones periodísticas sugieren que detrás de este vacío litúrgico se esconde una situación legal crítica.Según declaraciones del periodista y exseminarista de la Arquidiócesis de México, Oswaldo Torres, en entrevista con Manuel Pedrero para Reporteros MX, el paradero de Hernández Díaz es desconocido. Torres apunta a una presunta red de corrupción que operaría desde el interior del recinto mariano más importante de América Latina.

Acusaciones de alto calibre: Lavado y vínculos criminales

La información revelada señala que existiría una carpeta de investigación activa en contra del Rector. Las acusaciones son severas: lavado de dinero, corrupción, vínculos con organizaciones criminales y, presuntamente, delitos relacionados con menores de edad.El reporte periodístico indica que, a pesar de la gravedad de los señalamientos, el clérigo no ha sido aprehendido debido a supuestas redes de protección e influencias dentro de la Fiscalía General de la República (FGR), forjadas durante la gestión de Alejandro Gertz Manero. No obstante, se anticipa que la FGR actual podría solicitar, en breve, una ficha roja a la INTERPOL para su localización y captura, lo que obligaría a develar quiénes más, dentro de la jerarquía católica, podrían estar implicados en este entramado.

La fe como escudo político: ¿Un nuevo frente reaccionario?

Más allá de lo judicial, el caso plantea una hipótesis inquietante sobre la estabilidad política nacional, pues  la oposición política en México podría estar reservando la carta de la fe católica como su último recurso estratégico para recuperar terreno.La premisa es clara: en el momento en que las autoridades procedan legalmente contra la figura del Rector u otros altos mandos eclesiásticos, existe el riesgo de que se construya una narrativa de "censura" y "persecución religiosa". El objetivo sería manipular la conciencia de la feligresía y movilizarla contra el gobierno, explotando el sentimiento religioso para fines electorales o desestabilizadores.

El fantasma de la Guerra Cristera

Este escenario trae a la memoria colectiva el conflicto de la Guerra Cristera (1926-1929), cuando la tensión entre el Estado y la Iglesia derivó en un levantamiento armado tras la implementación de la "Ley Calles". Aunque el contexto actual es distinto, la utilización política de la fe sigue siendo un mecanismo potente de movilización social.

La advertencia es contundente: Separar la fe del pueblo de la conducta individual de sus líderes. La premisa ética que surge ante este escándalo es que la investidura religiosa no otorga inmunidad ante la ley, y que la devoción de millones no debe ser el escudo para la presunta inmoralidad de unos pocos.
Mientras se espera la actuación de las autoridades, la pregunta queda en el aire: ¿Será la Basílica de Guadalupe el epicentro de un choque entre la justicia civil y el poder fáctico del clero?

Pa Lante siempre.

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