Pastelería Quemen

Con el recurso que tenía, Don Clemente entró a la pastelería, adquirió su pastel de chocolate y se dispuso a llegar a su casa, en el trayecto su brazo derecho ya no aguantó el peso, se le resbaló y se esparció por el suelo.


Alguien se dio cuenta, y capturó en fotografías su tristeza, muy pensativo, sentado y recargado en la pared de la calle, ahí don Clemente se decía "cómo se me fue a caer, lo compartiríamos en la familia".

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