Expolición Reflexiones del ocio / Amado Sanmartín Hernández

Expolición Reflexiones del ocio / Amado Sanmartín Hernández
Expolición
Reflexiones del ocio
Amado Sanmartín Hernández

A Montserrat (Moni), la primera llamita.


Ora sí, parafraseando el cuento monterrosino: cuando acabó la guelaguetza, Oaxaca seguía ahí con su impasible rostro, moldeado por los sexenios de regímenes corruptos, saqueadores de las arcas públicas, represores y autoritarios. Después de la algarabía y de las luces de las fiestas del cerro del Fortín, encendidas en todas las marquesinas del planeta, Oaxaca volvía a su realidad de incertidumbre, de inseguridad, de muerte, de miedo, ante una delincuencia que crece, al igual que la corrupción de quienes arribaron al poder hace casi tres años, con una narrativa progresista de una nueva generación política de desconocidos, que se hicieron llamar de izquierda, pero que pronto dieron muestra de desconocer las aspiraciones de un pueblo que ha estado esperando cambios sustanciales de un gobierno comprometido con solucionar la crisis social de Oaxaca. 

Terminado, pues, el jolgorio, pueblo y gobierno regresan a la normalidad cotidiana, uno en búsqueda de su supervivencia y el otro con sus usos y costumbres, remedo de los regímenes que critican, a excepción del ulisismo, del que jamás hacen referencia, a pesar de que puede considerarse “el régimen de la barbarie” peor que el muratismo; aunque se adivina que se guarda una especie de respeto al “chacal de Chalcatongo”, porque en el movimiento social del 2006, todo el gabinete morenista, ahora en el poder, si no lo apoyó abiertamente, permaneció al lado de URO, a la expectativa y esperando el desenlace de esa confrontación.

 A varios de ellos se les vio organizando a los que marcharon de blanco en apoyo al gobernador priísta en aprietos, y a otros en las caravanas de la muerte, tiroteando por las noches las barricadas de la resistencia. 

Todos ellos aparecen juntos en las conferencias semanales en que el gobernador, como un encantador de serpientes, ofrece a una mediocracia, que sin morder la punta del rebozo, acata las condiciones y las censuras que les dan anticipadamente en Relaciones Públicas, para no incomodar al gobernador.


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El gobierno morenista de Oaxaca, efecto de la carambola lopezobradorista del 2018, ha sido hasta ahora, una administración que no ha podido encontrar el rumbo con políticas realmente progresistas, de izquierda como presume que es, sin serlo, porque su actuación no ha sido mas que un cliché de sus antecesores del priato, con un discurso opiáceo y perverso, sin combatir a nadie, corrupción, delincuencia, inseguridad, más que a los fantasmas de un pasado que los enloquece y no dejan de perseguir, como si eso significara ganar la guerra  contra todos los males. 

Ellos mismos no se cansan de repetir que el pueblo no es tonto, refiriéndose a sus enemigos que ven por todos lados, porque se cuestionan sus ocurrencias para gobernar, como el hecho de cambiar el nombre a muchas cosas utilizando palabras en lenguas originarias y celebrar un tercer lunes del cerro, y los lunes que sean. El gobierno quiere que las cosas sean a su modo y que nadie puede cuestionar, pero cuando se lo proponen, así se lesionen y se violen intereses, derechos y libertades, esas ocurrencias “van porque van”, amenaza que constantemente vocifera el tartufo secretario de Gobierno. 

Se enfadó muy rápido el morenismo ante sus propios fracasos al no poder cambiar la realidad de Oaxaca, y no ha podido contener la fuerza que considera que le da el poder para evitar marchas y manifestaciones, reclamos, plantones y bloqueos y ha caido en la tentación que dice que nunca cometerá, la represión, la cual ha ejercido y luego sale a negarlo por las cuatro esquinas del mundo. 

Por cierto que éste uno de agosto, el tartufo secretario de Gobierno quedó hecho un basilisco por contener los perversos deseos de mandar a sus simios y a los sicarios de CATEM a reprimir a las mujeres que en la plaza principal celebraban los 19 años de la marcha de las cacerolas y la toma de la radio y televisión del Estado. Los ulisistas, ahora en el palacio de Gobierno, solo se concretaron a ver el acto de las féminas desde los balcones. 

En fin, que en este pueblo todos son honrados, pero la cobija de mi compadre no aparece; pero lo que si están brotando como hongos al amanecer, por ejemplo, son edificios para oficinas en Pueblo Nuevo y un complejo residencial en Teotitlán de Flores Magón, y quien sabe porqué la gente relaciona estas lujosas edificaciones con el Rasputín del Gobernador, el tal Geovani y el líder cameral  de San Raymundo Jalpan, quien por cierto es familiar del mandatario estatal. Estas son algunas reflexiones del ocio.
So long, raza

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