Visión Política / Ministros “entreguistas” / Por: Fernando Cruz López

Visión Política / Ministros “entreguistas” / Por: Fernando Cruz López
Visión Política
Ministros “entreguistas”
Por: Fernando Cruz López

El que algunos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) encabezados por su Presidente Hugo Aguilar, hayan acudido al mitin morenista de apoyo a la presidenta de México que rindió su primer informe de gobierno, el pasado domingo en el zócalo capitalino, no es un simple “detalle protocolario”: es una afrenta simbólica a uno de los principios más delicados del Estado de derecho —la independencia judicial.

Los jueces constitucionales tienen un papel extraordinario en el diseño institucional de una nación: no solo resuelven conflictos, sino que sostienen el equilibrio entre poderes, garantizan la supremacía de la Constitución y resguardan derechos frente al poder político. En un sistema democrático sano, ese rol exige no solo independencia formal, sino “distancia simbólica” del poder político en ejercicio.

Cuando ministros participan en actos de corte político, se difumina ese delicado límite simbólico entre “la justicia como poder autónomo” y “la justicia como brazo del gobierno”. Se instala una narrativa peligrosa: “el poder judicial está alineado”, “los jueces respaldan al gobierno”, “no habrá contrapesos serios”. Esa narrativa mina la legitimidad del tribunal ante la ciudadanía.

La propia Suprema Corte reconoce que la independencia judicial no es un privilegio de los jueces, sino un principio que garantiza imparcialidad y derechos.   En la jurisprudencia mexicana, uno de los valores esenciales del poder judicial es resistir presiones externas. Si esos jueces se inclinan —aunque sea simbólicamente— hacia los actores políticos, ese escudo pierde poder.

Ese tipo de protagonismo adquiere dimensión aún más peligrosa si se da en momentos en que se impulsan reformas al sistema judicial (como la elección popular de jueces, nuevas facultades o reformas de amparo). En esos casos, el tribunal puede estar siendo visto como cómplice de su propia reconfiguración política, y eso erosiona su credibilidad para revisar –con imparcialidad– las normas que lo afectan.

Quienes administran la justicia en México deberían recordar esto: la independencia no se reclama con declaraciones pomposas, sino con gestos institucionales que eviten toda sombra de politización. Si los ministros actúan como invitados de partido, ya han cedido terreno simbólico.

Corregir no requiere mucho esfuerzo: bastaría con restablecer protocolos claros que prohíban su participación pública en actos partidistas, reforzar la transparencia y exigir que el tribunal actúe con distancia de los actores políticos. Si no lo hacen, seguirán erosionando la confianza pública, pieza vital para que la justicia sea respetada…Sigame en X como @Visionpolitica7

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